Patricia, voluntaria internacional de corta estancia en las obra social Hogares Teresa Toda de Colombia, durante el verano de 2017.
Comparte su testimonio:
“Este escrito lo hice el mismo día que me iba del Hogar, en un diario que fue llenando de palabras cada día de mi voluntariado, creo que es un claro testimonio de lo viví y sentí:
Mi experiencia en el Hogar Teresa Toda de Bucaramanga ha llegado a su fin. Con mucha tristeza tengo que decir adiós. Adiós a personas que me han robado el corazón, a momentos que no se repetirán, a lugares que quedarán atrás, a sensaciones nuevas fruto de una cultura diferente a la mía, a olores, a sabores, a expresiones,…. Pero no me voy con las manos vacías, todo el contrario. Me llevo un saco lleno de sensaciones, momentos i experiencias que nunca esperava vivir.
Cuando supe que mi destino del voluntariado era Colombia, mi primera sensación fue de pánico. Un país lleno de tantos estereotipos, marcado por unos aspectos sociales que no le favorecen. Después cantidades de preguntas se me pasaban por la cabeza. Necesitaba tenerlo todo calculado y organizado. Se mezclaba también el viajar sola por primera vez y tan lejos. Pero recibí las primeras palabras de la Hna Mireya dándome tranquilidad y diciéndome “tú solo ven con el corazón abierto a lo que Dios te quiera regalar”. Palabras que nunca olvidaré ya que me transmitieron mucha paz y tranquilidad.
Una vez llegue al hogar, no pasaron ni 24 horas que ya me sentía tal y como el nombre indica: en mi hogar. Me recibieron con alegría y amabilidad, felices de recibir a alguien. Alguien extraño del que no sabían nada. Pero a ellos eso les dio igual. Des del primer día al último, me han recibido con una gran sonrisa.
Pero faltaba la parte más difícil, interactuar, convivir y congeniar con las adolescentes. Todo un reto para una maestra de parvulario. Un reto que he superado bastante bien. He intentado entenderlas, ayudarlas, apoyarlas y, cuando ha hecho falta, hacerles abrir los ojos si no seguían el camino correcto. Eso me ha ayudado a conseguir su confianza y poder compartir conversaciones muy interesantes con alguna de ellas. Conversaciones donde les he podido ayudar, pero también escuchar y conocer sus historias. Momentos en los cuales he tenido que respirar fondo y mantenerme fuerte para poder aportar ese apoyo que necesitaban. Realmente son niñas súper valientes. Con sus momentos de decaídas, rabias y enfados. Pero, antes de juzgar miremos sus vidas pasadas. Aquí es cuando llega el papel más importante. El trabajo de las hermanas y todo el equipo. Admirable!!No puedo definirlo con otras palabras.
Realmente me voy con ganas de volver a repetir la experiencia, de poder compartirla con mi gente y con la misión de continuar ayudando y aportando mi granito de arena. Sin duda un voluntariado que recomiendo a todo el mundo.
Siento mucha nostalgia, pero a la vez alegría de haber podido dejar huella en este hogar.
Mil gracias por confiar en mí. Aquí se queda un pedacito de mi corazón. Hasta la próxima.”
-Patricia-
(+34) 91 408 93 11 | Calle Agastia 26, Madrid (28027)
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